Carlos Rafael Yllescas M.  
 
  Técnicas de relajación 29-03-2024 08:42 (UTC)
   
 

 

Universidad de San Carlos de Guatemala

Centro Universitario de Occidente

Licenciatura en Psicología

Psicoterapia II

Documento No. 05

 

ENTRENAMIENTO EN DESENSIBILIZACION SIS­TEMÁTICA (*).

 

Lic. Carlos Rafael Yllescas Mijangos

 

Este documento describe el procedimiento de la terapia de conducta mediante la desensibilización sistemática, utilizando la relajación muscular como una respuesta alternativa. Proviene, en parte, del documento que elaboraron Lang y Lazovik en su estudio sobre desensibilización sistemática en estudiantes universitarios con fobia a las ser­pientes y, en parte, del documento que emplearon Lanyon, Manosesitz e lmber en un estudio más reciente.

 

El estudio consta de cuatro sesiones preliminares para el entrena­miento en la relajación muscular e imaginación y para la construcción de la jerarquía o jerarquías de miedos. Por supuesto este período preliminar debe estructurarse para que se ajuste a las necesidades particulares, por lo que este documento debe considerarse como un ejemplo de las muchas adaptaciones posibles. Algunos terapeutas consideran que la relajación se puede conseguir satisfactoriamente en dos o tres sesiones con una práctica adecuada en casa. A modo de alternativa, los cassettes son válidos para dar instrucciones de entre­namiento en relajación en ausencia de un terapeuta. Estas cintas pueden ser muy útiles.

 

Las sesiones son,  aproximadamente, de cuarenta mi­nutos de duración.

 

En ningún caso se ha pensado que el documento sirva como sustituto de una formación completa en la desensibilización sistemática y otras técnicas de modificación de conducta o como sustituto de un entrenamiento práctico.  Es, en definitiva, una muleta para facilitar al terapeu­ta la retención simultánea de las múltiples cosas necesarias y facilitarle el desarrollo de una técnica uniforme propia, es decir, para dotarle de una guía precisa a fin de que asimile rápidamente las operaciones básicas. Este documento tampoco pretende dar a entender que el proce­dimiento es rígido o que hay solamente un esquema aceptable. Es sólo un ejemplo entre muchos procedimientos posibles, especificado de una manera operativa.

 

SESION 1

Introducción a la relajación muscular

 

       “Voy a empezar enseñándole como relajar los músculos. La relaja­ción significa, en esencia, que usted no hace absolutamente nada con los músculos. los deja completamente libres de tensión. Para aprender a relajarse completa y profundamente tiene que hacer un esfuerzo consciente y deliberado. Puede que se sorprenda cuando descubra el profundo estado de relajación que es capaz de alcanzar. También descubrirá que la relajación profunda es una expe­riencia muy placentera.”

 

El terapeuta apaga las luces más intensas (o corre las cortinas), enciende una lámpara y regula el reloj de forma conveniente.

 

       “Póngase lo más cómodo que pueda en el sillón. Es adaptable, échese hacia atrás hasta que encuentre una posición cómoda. Descase los brazos sobre los brazos  del sillón y

ponga las piernas holgadamente en el reposapiés. Muy bien.  ¿Está cómodo?”

 

       “Cierre los ojos y concéntrese en mis palabras. Empiece eliminando la tensión de los músculos. Sólo tiene que relajarse y liberarse de toda la tensión. No piense en nada más que en relajar todos los músculos. Escuche mi voz y deje que la tensión desaparezca. Relaje todo el cuerpo, todos los músculos de su cuerpo. Quizás perciba que sus miembros se vuelven más y más pesados. No piense en nada más que en relajar los músculos y escuche mi voz. Si su imaginación le distrae, recupérese y concéntrese en relajar todos sus músculos.”

 

El objeto de las instrucciones del párrafo anterior es inducir a una relajación general de todo el cuerpo y se dan al comienzo de cada sesión. Cada terapeuta desarrollará individualmente un “conjunto de instrucciones de relajación general” peculiar con el que trabaje a gusto. Igualmente, cada paciente responderá mejor a un conjunto diferente de instrucciones. Por ejemplo, un paciente puede decirle que las palabras “sumérjase profundamente, cada vez más” son sumamente efectivas para inducirle a relajarse y que no necesita que se le diga ninguna otra cosa. Por el contrario, otro paciente se puede incomodar con las mismas palabras, puesto que para él la expresión de relajación está asociada con una ligera sensación flotante y no con un hundimiento profundo. Después de cada sesión es aconsejable preguntar al paciente qué conducta (verbal y/o no verbal) de las facilitadas por el terapeuta le han relajado más. Se pueden sugerir frases adicionales tales como:

 

“Deje que todo su cuerpo se relaje.”

“Quédese lo más suelto que pueda.”

“Diluya todo tipo de tensión.”

“Esfuércese por conseguir niveles de relajación cada vez más profundos.”

“Sumérjase, húndase en el sillón.”

 

Relajación muscular específica: introducción.

 

            “Como le dije antes, puede aprender a realizar una relajación muy completa de los músculos con su propio esfuerzo consciente. En primer lugar debe aprender donde están los músculos que quiere relajar. Le enseñaré a localizar estos músculos tensándolos, con­centrándose después donde está la tensión y en qué sensaciones experimenta. Una vez que ha aprendido ha reconocer la tensión en un músculo, le pediré que se concentre en la sensación de rela­jación que se producirá al no hacer nada con el músculo, dejándo­le completamente suelto. Trabajaremos con grupos de músculos diferentes, tratándolos de uno en uno. Se trata de que usted mis­mo consiga un estado de relajación corporal total. Debe practicar esta relajación en su casa durante unos quince minutos diarios.”

 

            “Tenga en cuenta que usted desempeñará un papel muy activo en el aprendizaje del procedimiento de la relajación muscular, así como a lo largo de todo el proceso terapéutico. Usted será quien determine cuanta relajación puede experimentar y en qué medida puede reducir la ansiedad. Mientras avancemos, verá que tiene el mayor control de lo que realicemos en el período terapéutico.”

 

Brazo izquierdo

 

1.    “Cuando le avise, extienda el brazo izquierdo, póngalo rígi­do, con el puño cerrado, unos 3 ó 5 centímetros por encima del brazo del sillón, y manténgalo así hasta que le diga que lo afloje. Transcurridos unos segundos le diré "¡ya!", y ésta será la señal para relajar el brazo completamente y dejarlo caer sobre el brazo del sillón. Cuando le diga "¡ya"!, relaje el brazo de inmediato y totalmente.”

 

             El terapeuta corrige al paciente si es necesario: “dése cuenta del incremento de la tensión muscular en el antebrazo y en el bíceps. Sienta cómo aumenta la tensión. Observe la desagra­dable sensación de la tensión.”

 

El terapeuta ha mantenido al cliente en esta postura durante 20 segundos, en los que continúa hablando a fin de dirigir la aten­ción del cliente a la molestia. El terapeuta intenta conseguir que el cliente reconozca exactamente en qué lugar del brazo se localiza la tensión muscular e intente formarse una impresión mental de la sen­sación, de forma que más adelante pueda recordar cómo era de una forma precisa.

 

2.  “¿Está listo para la señal?: "¡ya!" (una breve pausa). Elimine toda la tensión del brazo y de la mano. Deje que el brazo esté completamente suelto y relajado. Experimente la diferen­cia entre ahora que está relajado y cómo se sentía cuando es­taba rígido v tenso. Dése cuenta de lo relajado que se encuen­tra. Advierta lo diferente que es de la tensión. Toda la ten­sión ha desaparecido. Observe que el estado de relajación es mucho más agradable.”

 

 

El terapeuta continúa con frases de este tipo durante un minuto. Debe dirigir la atención del paciente a las sensaciones específicas que ahora experimenta en el brazo, y hacer que las compare con las sensaciones de tensión que recuerda. Algunos pacientes prefieren oír durante estos intervalos una charla suave, mientras que otros prefieren que el terapeuta permanezca en silencio y algunos incluso se distraen con una charla continua repetitiva. El terapeuta determinará las nece­sidades de cada cliente en este sentido, discutiéndolo al final de las dos o tres primeras sesiones.

 

3.    El terapeuta repite los pasos 1 y 2 precedentes. Aunque el cliente tensará esta vez el brazo durante sólo 2 ó 3 segundos antes de dejarlo caer repentinamente.

 

“Cuando le dé la señal, deje que su brazo caiga, completa­mente relajado. No lo retenga. Haga como si su brazo estuvie­ra colgado, suspendido por una cuerda. A la palabra "¡ya"!, corto la cuerda y el brazo se desploma.”

 

Además, el terapeuta hace que esta vez el cliente se relaje tres minutos en vez de uno. Durante el intervalo de estos tres minutos se le dan instrucciones generales de relajación corporal del mismo tipo que descritas al comienzo de esta sección (“Elimine toda partícula de tensión de los músculos”, “Sumérjase en la relajación de forma cada vez más profunda”, etc.).

 

Para facilitar la relajación general ,cuando se practica ésta durante un intervalo de tiempo significativo (3 minutos o más), suele ser útil emplear el siguiente "método de contar":

 

“Con objeto de ayudarle a que se relaje lo mas completamente posible, voy a contar despacio de 1 a 20; considere cada nú­mero que digo como una serie para alcanzar un estado de re­lajación aún más completo que el anterior.”

 

El intervalo de silencio entre números puede ser de unos 5 segun­dos. Mientras el terapeuta cuenta, como indicamos antes, debe suge­rir al cliente que preste especial atención en relajar diferentes partes del cuerpo, en el orden en que se le ha enseñado a relajarlos. La manera de contar será así:

“1, 2, 3.... asegúrese de que el brazo izquierdo está completa­mente relajado..., el brazo derecho”

“4, 5, 6..., preste atención a sus pies... y piernas”

“7, 8, 9, 10 (estómago)”

“11, 12, 13 (cuello y hombros)”

“14, 15, 16 (mandíbula, frente, ojos)”

“17, 18, 19, 20.”

 

Una vez más, repetimos, que lo anteriormente dicho es simplemente una guía, y que cada terapeuta desarrollará gradualmente su propia forma de inducir a la relajación general.

 

Salida del estado de relajación.

 

“Dentro de unos segundos voy a decirle que abra los ojos y que se siente. De acuerdo, abra los ojos y siéntese.”

 

El terapeuta permite que pasen unos segundos para que el pacien­te se adapte, luego le anima a comentar y discutir la experiencia. Intenta determinar qué detalles debe omitir o modificar. Indica al cliente que lo más importante es que se sienta cómodo (física y psico­lógicamente), de forma que no evite discutir espontáneamente y en cualquier momento cualquier motivo de incomodidad. El mismo comentario se aplica a circunstancias en las que el cliente se cansa, o se siente incómodo de “relajarse” en la misma posición durante mu­cho rato. Más adelante, en este documento, se enseñará al cliente un método para indicar si desea interrumpir la sesión en un momento dado por cualquier razón.

 

Prácticas de relajación en casa

 

“Me gustaría que hiciese práctica de relajación en su casa. Sólo prácticas de relajación. No intente contraer los músculos. Uti­lice una silla cómoda, en un lugar tranquilo, donde pueda estar sólo durante 15 minutos. Puede practicar la relajación muscular en el mismo orden en que ha aprendido a hacerlo aquí. Practique unos 15 minutos al día”.

 

Jerarquía de miedos

 

“Hay algo que querría que hiciera en casa. Elabore una lis­ta cuidadosa de situaciones o sucesos que ilustren su miedo (por ejemplo, miedo a las arañas, ratones, perros, etc). Intente hacer una lista de forma que cubra toda la extensión del miedo, desde situaciones que sólo le despierten un miedo leve a situaciones que le produz­can un miedo intenso. Por ejemplo, un ítem bastante suave puede ser “ver la palabra 'araña' escrita en un libro”, y un ítem más fuerte puede ser “saber que hay una gran araña en algún sitio de la habitación.  Anote 20 ó 30 ítem de este tipo y traiga la lista el próximo día que venga”.

 

El paciente deberá entender que la clase de ítem que se le piden son de los que se pueden imaginar; es decir, deberán ser razonable­mente concretos u operativos. Un ítem como "ver una araña" no sería apropiado, mientras que "ver una arana en el tirador de la puerta del cuarto de baño" sería útil, porque posibilita que se forme una imagen concreta rápidamente. Es importante que el paciente se dé cuenta de esta necesidad de hacer los ítem según sus propias experiencias.

 

SESION 2

 

El terapeuta se informa de cómo progresa la práctica de relajación del paciente, dándole la oportunidad de describirla y de que le tenga al corriente de cualquier sensación interesante. Si el paciente no realiza la práctica o parte de ella, se procurará convencerle de la im­portancia que tiene hacerla diariamente. El terapeuta recoge, asimis­mo, la lista de ítem de miedos del paciente.

 

Se atenúa parcialmente la luz, se regula el reloj si es necesario, y se hace que el cliente se coloque a gusto en el sillón, al igual que en la primera sesión.

 

Relajación general

 

“Vamos a continuar enseñándole cómo relajar los músculos. Cierre los ojos y relájese. Comenzaremos con lo que hicimos la vez anterior y después seguiremos con otros músculos.”

 

El terapeuta procede durante tres o cuatro minutos con instruccio­nes de relajación general como las descritas en la sesión 1. Se intro­duce en este momento el método de contar.

 

Revisión de músculos específicos

 

El terapeuta dedicará unos 30 segundos a cada una de las partes del cuerpo ya citadas. Al igual que con las prácticas del paciente en casa, no se deberán tensar los músculos inicialmente. La atención del paciente se dirigirá al músculo de que se trate y a las instrucciones adecuadas para que se lleve a cabo la relajación específica. Esta revisión muscular específica se realizará siempre en el mismo orden, de forma que el cliente la recuerde más fácilmente. Adviértase que el cliente está (suponemos) casi por completo relajado; por ello, las instrucciones han de concentrarse en eliminar “los pequeños vestigios de tensión” aún existentes.

 

Nuevos grupos de músculos

Brazo "derecho: lo mismo que para el brazo izquierdo.

Pierna izquierda:

 

1.  “Cuando le avise, quiero que tenga la pierna izquierda arqueando el pie izquierdo hacia atrás, en dirección a la rodilla. Imagínese que intenta tocarse la rótula con la punta del pie. Luego, cuando le diga "¡ya!”, deje caer el pie y la pierna y déjela completamente suelta. De acuerdo, doble ahora el pie izquierdo hacia atrás”.

 

El terapeuta corrige al cliente si es necesario, después le dirige la atención a la sensación de incomodidad durante 20 segundos, como describimos en la sesión 1.

 

2.  “¿Está listo para la señal?, de acuerdo: "¡ya!" (breve pausa). “Deje que la pierna y el pie se relajen completamente.”

 

 

El terapeuta continúa como describimos en la sesión 1.

 

3.   Cómo en la sesión 1.

 

Pierna derecha. igual que para la pierna izquierda.

 

Otros músculos: abdomen

 

Los músculos del estómago se tensan haciendo que el paciente comprima el estómago, intentando tocarse la espina dorsal. Los pasos concretos son los mismos que describimos previamente.

 

Cuello y hombros

 

De nuevo se siguen los mismos pasos. El paciente tensa estos músculos empujando hacia arriba los hombros y poniendo el cuello lo más tenso posible.

 

Salida del estado de relajación

 

El terapeuta saca al paciente del estado de relajación y le da la oportunidad de comentarla y discutiría, como en la primera sesión. Deberá recordarle lo necesario que es la práctica en casa.

 

Entre esta sesión y la tercera, el terapeuta examinará la lista de miedos para su adecuación. Resulta útil escribir los ítem a máquina en tarjetas independientes, y si es necesario, expresar con otras pala­bras algunos de ellos. Quizá convenga, igualmente, añadir algunos otros que el terapeuta considere que pueden ser útiles.

 

SESION 3

 

El inicio de la sesión tercera sigue el formato de la segunda sesión. Se dan instrucciones de relajación general y después se hace una somera revisión de los músculos específicos ya vistos.

 

Otros músculos: la mandíbula.

 

El cliente está con la boca ligeramente abierta y se imagina que tiene algo muy duro entre los dientes y que trata de morderlo.

 

Frente y ojos

 

Se frunce el ceño lo más fuerte que se pueda.

 

Terminados estos músculos, se saca al paciente del estado de rela­jación. Con esto quedan vistos todos los músculos a tratar.

 

Introducción a la visualización mental (unos 20 minutos)

 

“Ahora vamos a aprender una cosa diferente.”

 

“Voy a enseñarle cómo imaginarse escenas de la forma más real posible. Permanezca profundamente relajado y con los ojos cerrados, aunque le pida que me conteste de vez en cuando a algunas preguntas con un "sí" o un "no". Para indicar "sí", levante el dedo índice de la mano derecha. Para indicar "no", no haga ningún movimiento. Esto es todo lo que tiene que hacer para contestar a las preguntas. De acuer­do, vamos a ver, hágame la señal de "sí". Muy bien, se levan­ta el dedo índice. Ahora, hágame la señal de "no". Muy bien, no se hace absolutamente ningún movimiento.”

 

“Ahora imagínese que está sentado en un cómodo sillón y que hace un agradable día de primavera.”

 

El terapeuta hace una pausa de unos 5 segundos.

 

     “Ahora, cuando diga "ya", deje de imaginarse la escena y con­centre toda la atención en relajar los músculos.”

 

“Voy a hacerle un par de preguntas, conteste señalando con el dedo índice. "¿Pudo imaginar algo?" "Muy bien." "¿Dejó de imaginárselo cuando se lo pedí?" "Muy bien."

 

Es importante contestar a las respuestas del cliente, sean "sí" o "no", de la misma manera. Nosotros sugerimos que el terapeuta diga solamente “muy bien” de forma monótona para indicar que ha recibido la señal. Si el terapeuta cambiara su respuesta en cualquier sentido, incluso en el tono de voz, existe el peligro de que inadverti­damente pueda reforzar una respuesta más que otra. Por ejemplo, puede inclinarse a decir "bueno" o "bien" en contestación a las respuestas de “sí”, y “ah” o “de acuerdo” a las respuestas de "no", con lo cual incita al cliente a responder afirmativamente, prescindiendo de su conveniencia.

 

Algunas veces, el cliente inexperto es capaz de imaginarse una escena con facilidad, pero tiene dificultades para hacerla desaparecer cuando se le dice.   A un paciente de este tipo, en vez de decirle que “deje de imaginarse la escena”, puede ser útil darle una tarea alterna­tiva para que la realice, como puede ser pedirle que concentre su atención, por completo, en la relajación y en las sensaciones que experimenta en los músculos y miembros, como vimos antes.

 

Se dice al paciente que imagine "el agradable día de primavera" dos veces o más, y se le vuelven a hacer las mismas preguntas después de cada presentación.

 

Se hace salir al cliente de la relajación y se procede a una interro­gación general acerca de la intensidad de lo imaginado. El propósito dcl interrogatorio es hacer que el cliente explore su experiencia Imagi­nativa con el máximo posible de detalles, con vistas a ayudarle a reproducir imágenes más reales en el futuro. Para ello, se le pide que describa con  detenimiento y exactitud lo que "vio", sugiriéndole detalles tales como: dónde estaba exactamente, si dentro o fuera de un edificio; si hacía sol, qué había alrededor, los colores del ambien­te, qué ropa llevaba, en qué tipo de silla estaba sentado, qué hora del día era, qué sensaciones tenía, si había allí alguien más, si “oía” algo, etc.

 

 

 

 

Jerarquía de miedos (unos 10 minutos)

 

El terapeuta examina el conjunto de tarjetas con los ítem fóbicos. En caso de que el paciente no hubiera comprendido cómo hacer los ítem, previamente se han elaborado otros o se han corregido algunos de los ejemplos del paciente, de forma que terapeuta y cliente puedan seleccionar unos 20. A continuación se pide al cliente que los ordene de acuerdo con el distinto grado de miedo que le producen.   Esto se hace mejor extendiendo las tarjetas encima de una mesa, para recogerlas después siguiendo el orden asignado por el paciente.

 

SESION 4

 

Se comienza de la misma forma que en la sesión anterior, prac­ticando la relajación anterior y la revisión de músculos específicos.

 

Imaginación (unos 20 minutos)

 

“vamos ahora a imaginar de nuevo unas escenas. Recuerde que deberá contestar   ‘sí’ o ‘no’ con el dedo índice de la mano derecha.”

 

El terapeuta revisa la escena del  agradable día de primavera" dos veces, luego saca al paciente de su estado de relajación y le pregunta sobre las mismas.

 

“Vamos a ver ahora una escena diferente.”

 

El terapeuta pide al cliente que sugiera una escena que le provo­que una ansiedad moderada, explicándole que no debe ser demasiado intensa, ya que no pretendemos incomodarle. Puesto que la escena servirá únicamente como práctica, su contenido preciso es irrelevante, salvo que no ha de tener relación con el miedo del cliente.

 

“Si en cualquier momento, mientras está visualizando bajo re­lajación esta escena, siente alguna ansiedad, por leve que esta sea, quiero que me lo indique levantando el dedo índice de la mano izquierda. Hágalo siempre que experimente ansiedad, sin que tenga que preguntárselo. Recuerde, utilice el dedo índice de la mano derecha cuando le haga preguntas, y el dedo índice de la mano izquierda en cualquier momento para indicar ansiedad.”

 

El terapeuta vuelve a inducir una relajación profunda en el cliente durante un minuto.

 

Recuerda al cliente de nuevo las señales, y a continuación le presenta la escena que provoca ansiedad, utilizando el mismo proce­dimiento que vimos en la descripción de la escena del "agradable día de primavera".  Después de 5 segundos, el terapeuta hace que el cliente olvide la escena y permanezca relajado durante un minuto. Después de este período, el terapeuta le anima y comienza una interrogación acerca de la calidad de la imagen y de las sensaciones del cliente respecto a la misma, como en la escena del "agradable día de primavera" que ya vimos.

 

A continuación, el terapeuta induce una relajación profunda en el paciente y repite el procedimiento anterior de hacerle imaginar la escena que le provoca ansiedad, seguida de un minuto de relajación. De nuevo se lleva a cabo una interrogación.

 

La escena que provoca ansiedad se presenta entonces por terce­ra vez.

 

Adviértase que el procedimiento de presentación de la escena te­mida difiere de la escena del "agradable día de primavera", en que en el caso de la escena fóbica se concede un período de un minuto de relajación general inmediatamente después de la escena. En general, las instrucciones de relajación se darán siempre que el paciente haya experimentado cualquier tipo de ansiedad.

 

Téngase también en cuenta que la escena temida se mantenía durante cinco segundos, se advirtiera o no la presencia de ansiedad. En el proceso real de desensibilización sistemática, el terapeuta hará que la escena desaparezca de inmediato cuando el paciente experi­mente e indique la más mínima sensación de

 

ansiedad.  Es importante que el paciente comprenda que deberá hacer la señal ante cualquier sensación de ansiedad, aunque sea leve. Con el fin de facilitar el cambio rápido de la escena, se instruye al paciente para que reaccione a palabras clave del terapeuta, tales como “ahora”, “ya”, “muy bien”, etcétera, de las incluidas en este documento.

 

Jerarquía de miedos (unos 10 minutos)

 

El terapeuta recoge las tarjetas de ítem fóbicos y se las muestra al paciente tal y como éste se las había ordenado previamente.

 

“Vamos a mirar otra vez estas tarjetas. Este es el orden en que las colocó la última vez. Lo que pretendemos es reunir 15 ó 20 ítem que se distribuyan a lo largo de toda la escala de las sensaciones de ansiedad. Se pueden descartar algunos si lo de­sea, y si quiere puede hacer alguno más, y los podemos aña­dir. Si cree que dos tarjetas le suscitan el mismo grado de ansiedad, podemos cambiar o descartar una de ellas. Y si opi­na que existe una laguna demasiado grande entre dos tarjetas que ha puesto consecutivamente, deje un hueco y trataremos de escribir otro ítem para rellenarlo.”

 

Cuando el paciente ha terminado de ordenar los ítem, el tera­peuta los recoge y posteriormente los numerará en el reverso para conservar su orden.

 

Desensibilización

 

 

Reglas generales para llevar a cabo las sesiones de desensibilización

 

1.  Se dedican los dos o tres primeros minutos de cada sesión a comentar cualquier incidencia significativa ocurrida al paciente desde la última sesión. Al mismo tiempo, el terapeuta debe tener en cuenta que el paciente puede, ocasionalmente, estar demasiado tenso o angustiado en relación a otros asuntos,  (por ejemplo, un examen) como para beneficiarse de la sesión. Una situación de este tipo puede no presentarse nunca; pero si se presenta, ambos decidirán si se aplaza o no la sesión terapéutica. Se le puede permitir al paciente que interrumpa las prácticas de relajación en casa cuando el terapeuta considere que es capaz de lograr un estado de relajación muy profundo con relativa facilidad. Esto puede ocurrir antes de llegar a la quinta sesión.

 

2.  Se dedican los siguientes 5 minutos a inducir en el paciente una relajación general.

 

3.  Cada nuevo ítem de la jerarquía se presentará repetidamente hasta que no evoque ansiedad en el paciente durante dos ensayos consecutivos.

 

4.  La primera vez que se presenta un ítem se deja que el cliente lo visualice mentalmente durante sólo 5 segundos; en la siguiente ocasión, 10 segundos.

 

5.  Después de cada escena se dan 30 segundos de relajación.

 

     6.  Si una escena ocasiona cualquier tipo de trastorno, se dan uno o dos minutos de relajación antes de repetir esa escena (o se retrocede a la escena precedente si el paciente muestra algún signo de alteración física, o si se trata de la segunda presentación consecutiva en que el cliente indicó ansiedad).

 

7.  Observando las expresiones faciales, la tensión corporal, la res­piración, etc., se intenta percibir el comienzo de las molestias antes de que lo indique el cliente. Cuando se perciben tales molestias, se interrumpe la visualización inmediatamente, y se dan instrucciones de relajación. Sin embargo, el terapeuta debe tener cuidado de que el cliente no perciba sus acciones por un tono de voz más alto, cambio de ritmo, etc.

 

8.  No se debe terminar una sesión con un ítem que no ha sido desensibilizado por completo. Si el tiempo apremia, se retrocede y se repite la escena anterior, y se da por finalizada la sesión. No se debe acabar la sesión mientras la última escena continúe causando alguna molestia; se debe terminar siempre dejando al cliente tranquilo y relajado.

 

9.  Cada sesión debe empezar con el último ítem superado en la sesión anterior.

 

10.  En cada sesión se deben presentar sólo 3 ó 4 ítem nuevos. Si la sesión anterior finalizó con un ítem parcialmente acabado, ese ítem no se cuenta como nuevo.

 

11.  Antes de finalizar cada sesión se da un minuto o dos de relajación general, para que desaparezca cualquier tensión corporal residual. Se acaba de la misma forma que describimos en las cuatro primeras sesiones.

 

SESION 5

 

En esta ocasión se da por supuesto que el terapeuta ha propor­cionado al paciente cierta información acerca de la naturaleza del pro­ceso de desensibilización sistemática, de forma que el cliente sabe por qué sigue estos procedimientos. En este punto del proceso deberá saber que: 1) se conceptualiza su problema como una conexión in­apropiada entre ciertos estímulos (el objeto fóbico) y su respuesta (an­siedad): 2) se considera que la relajación muscular profunda es “in­compatible” con la ansiedad, en el sentido de que es imposible (o al menos improbable) que puedan experimentarse ambas al mismo tiempo; 3) se ha confeccionado una lista jerárquica de sucesos que le provocan ansiedad, y que tendrá que imaginárselos de uno en uno mientras está profundamente relajado, y 4) que la finalidad de este procedimiento es la de ense5arle a responder a los antiguos estímulos que le provocaban ansiedad con la nueva respuesta aprendida de rela­jación, o que al menos le permitirá disminuir el poder de evocación de ansiedad de los antiguos estímulos.

 

Esta sesión y las siguientes comienzan como describimos en las observaciones generales 1 y 2. El orden en que se han entrenado al cliente en relajar sus músculos es:

                                              

                                               brazo izquierdo brazo derecho

                                               pierna izquierda pierna derecha

                                               abdomen

                                               cuello y hombros mandíbula

                                               frente y ojos

 

            Se recuerda al paciente las señales (dedo índice de la mano a indicar una respuesta afirmativa a una pregunta de sí – no y dedo índice de la mano izquierda para indicar ansiedad).

 

Se comienza con la escena del agradable día de primavera como describimos antes.

 

El cliente está en este momento preparado para comenzar la jerar­quía de ansiedad.

 

“Ahora estamos listos para empezar la jerarquía de ansiedad que ha elaborado. Antes de presentarle un ítem se lo leeré y le daré unos segundos para que seleccione la escena concreta que quiera. visualizar. Luego, cuando esté preparado, le pediré que comience a imaginársela. El primer ítem e a jerarquía es... (el terapeuta lee el primer ítem).”

 

Se dejan pasar unos diez segundos asegurándose de que el cliente está      preparado, pidiéndole que lo indique con el dedo índice de la mano derecha. A continuación se le presenta el primer ítem utilizando la misma técnica que describimos para la primera escena del agradable día de primavera. El terapeuta deja transcurrir cinco segun­dos, tras lo cual hace que el paciente olvide la escena y se relaje durante treinta segundos. En este intervalo el terapeuta pregunta al cliente si ha conseguido visualizar la escena, si era vívida y si pudo olvidarla cuando se lo indicó. Estas preguntas se pueden dejar de hacer gradualmente a medida que el cliente aprende a seguir el procedimiento de forma adecuada.

 

Si el paciente indica ansiedad antes de que transcurra el período de los cinco segundo se le pide que interrumpa la imagen inmediata­mente y se le conceden uno o dos minutos de relajación general. En este caso se vuelve a presentar la imagen por segunda vez, pero sólo durante dos o tres segundos. Si no se aprecia ninguna ansiedad, se dejan transcurrir treinta segundos de relajación y se vuelve a presentar la imagen de nuevo durante cinco segundos. Las reglas generales se facilitan en los apartados 3-11 ya citados. Cuando el cliente ha pasado con éxito las presentaciones consecutivas de cinco y diez segundos, se introduce el ítem siguiente.

 

Las sesiones finalizan como se indica en los puntos 8 y 11. El terapeuta deberá dejar siempre un cierto tiempo al final de cada  sesión para que el cliente comente las incidencias habidas durante la misma.

 

Las sucesivas sesiones se llevarán a cabo siguiendo las indicaciones de las reglas generales.

 

 

Carlos Rafael Yllescas Mijangos

 

(*) Quinta revisión, julio de 2005


 
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