Carlos Rafael Yllescas M.  
 
  Etica en Psicología 20-04-2024 07:01 (UTC)
   
 

 

Universidad de San Carlos de Guatemala

Centro Universitario de Occidente

Licenciatura en Psicologia

Lic. Carlos Rafael Yllescas Mijangos

 

 

“Etica en psicología”

Lic. Germán H. PASTORINI

Licenciado en Psicología

Universidad de Valencia

 

 

Resumen

 

La ética en Psicología es un tema plausible de ser abordado desde un número no desestimable de puntos de vista. Por un lado, podemos hacerlo partiendo de lo que es la acepción etimológica de la palabra “ética”, derivada del término griego “ethos”, que significa “costumbre”. En este sentido, diremos que “ética en Psicología” hace a la costumbre más “admitida” al interior de cierto “target” profesional.

Esto a su vez conduce a la consideración de un hecho irrefutable, que es el de la no existencia de “un” grupo profesional, sino de un sinnúmero de “grupos”. En este sentido nos hacemos eco de Celedonio Castanedo cuando dice: “Rirchie Hering ha publicado un libro en el que menciona y resume más de 250 enfoques de psicoterapia...” (1)

Con esto ya nos hacemos una idea de lo diversificado que se encuentra un supuestamente “único” objeto de estudio. Y con respecto a esta, podemos decir que –y tomando como ejemplo el campo de la psicoterapia- existirían más de 250 “conductas éticas”, cada una de ellas contextuada dentro del marco de cada una de dichas teorías.

Pero realizar un abordaje de la “Etica en Psicología” desde este ángulo no solamente sería de sumo engorroso sino que además daría a sendas discusiones filosóficas.

También podríamos y esto –a nuestro entender- sería más interesante y globalizador, realizar una aproximación tomando en cuenta los meta-paradigmas, sobre la base de los cuales la sociedad occidental se ha estructurado, evoluciona y avanza (o se detiene y declina).

En este sentido, un meta-paradigma está constituido por los pilares “ideológicos” sobre los que, en este caso, la sociedad occidental ha creado, justificado, producido y

re-producido una determinada cosmovisión, es decir, es la lente que hemos “creado” y a través de la cual filtramos la “realidad”.

El paradigma que ha prevalecido en la sociedad occidental hasta principios de siglo puede ser llamado según Ken Wilber: “Divide y vencerás” y se basa en la concepción newtoniana-cartesiana de la realidad; en la Modernidad. Este enfoque ha llevado a que el mundo fuera entendido –más no comprendido- desde una visión atomista y reduccionista. Vemos por ejemplo, que según esta concepción filosófica, la ciencia, que etimológicamente deriva del latín “scire”, significa “saber”, es traducida a los parámetros que han colado a través del mencionado filtro. Es así que “la ciencia se considera comúnmente –que no vulgarmente- como “el” modo de conocimiento que aspira lograr una aproximación a la “realidad” a través de un lenguaje riguroso (entiéndase, lenguaje matemático, cuantitativo, medible).

            No en vano hablamos de “una” “realidad”, sin tener en cuenta que la palabra deriva del latín “res”, que significa “cosa”, por lo que la palabra “realidad” estaría significando aunque en forma enlarvada, “coseidad”, es decir, sería “realidad” y por tanto abordable por el “conocimiento científico”, todo aquello pasible de ser cosificado y por ende, cuantificado.

Desgraciadamente nuestro humano orgullo nos impide ver que esto tan sólo es un modelo y que, como todo modelo, “configuran la percepción, la indagación y la interpretación de maneras que son autovalidantes. Es decir que cualquier paradigma fundamenta la validez de sus propios supuestos..., los supuestos funcionan como creencias que determinan qué tendrá acceso a la conciencia y qué seguirá siendo inconsciente, con lo que determinan, por ende, la realidad cultural” (2)

Ya aquí tenemos una primera pauta para abordar el problema de la “Etica en Psicología”. Es así que si consideramos a la Psicología como un conocimiento con status de ciencia podemos decir que, todo encuentro con la realidad que se denomine como psicológico deberá tomar en cuenta los parámetros antes definidos para lo que es el conocimiento científico, de acuerdo al meta-paradigma “divide y vencerás”,      (newtoniano-cartesiano, atomista-reduccionista); pero antes de continuar, reflexionemos sobre lo hasta aquí expuesto.

 

El modelo newtoniano-cartesiano hace referencia a una actitud cultural, el       meta-paradigma que creó la “realidad” de la que fuimos (y somos) partícipes; padres e hijos; responsables e i-rresponsables. Filosóficamente hablando este meta-modelo designa a una profunda transformación en la forma de concebir el mundo y a los seres humanos que comienza alrededor del siglo XVI. Si el paradigma anterior creía en la existencia de un orden natural, divino, al cual el hombre al igual que la sociedad debía adaptarse (con las conocidas y consabidas consecuencias que implicaba oponerse al mismo), con la revolución científica renacentista y post-renacentista, se produce un cambio en la consideración del hombre el que pasa a ser visto como centro del universo, en tanto que representante de la máxima creación natural y poseedor de la llave que abre las claves del Universo: la razón.

Es así como a partir de ese momento se genera una dualidad disociadora que conducirá a la sobreacentuación de uno de los polos del ser humano, con la consiguiente fragmentación tanto de la forma de percibirnos y concebirnos, así como del pensamiento en general, y también del desarrollo de nuestras disciplinas académicas y la tan extendida actitud reduccionista en el campo de la ciencia.

La división fundamental a la que hacemos referencia, es entonces la que separaba (separa) dos dominios: la mente por un lado (“res cogitans” de Descartes), y la materia por otro (“res extensa), subordinando la segunda a la primera. A partir de este momento –y este éste es el aporte de Newton- se comienza a considerar al universo desde una perspectiva materialista, es decir, como una máquina, la que como tal funciona de acuerdo con las leyes mecánicas de causa-efecto. Todo el mundo podía entonces explicarse según la disposición y movimiento de sus partes componentes.

Desde el punto de vista epistemológico y ético, se establece una aproximación cartesiana a la naturaleza, basada en el método analítico de razonamiento, mediante el desmenuzamiento de los conceptos y problemas en una serie de fragmentos, los que serán reordenados de acuerdo a la lógica (a una cierta “lógica”). Por cierto que dicha aproximación es la que ha posibilitado el montaje y avance de todo el dispositivo   científico-tecnológico (y aquí incluimos a la Psicología), del que nos servimos al tiempo que somos sus víctimas.

A partir de este posicionamiento podríamos realizar todo un ensayo longitudinal, que partiendo de este supuesto hiciera un exhaustivo estudio del entronque de: Antropología Filosófica – Sociología del Conocimiento – Epistemología – Psicología – Etica; pero preferimos seguir ahondando en la dilucidación de una “ética de la realidad”.

Cómo célebremente dijera William James: “...nuestra conciencia normal de vigilia... no es más que un tipo especial de conciencia, separada de todo lo que la rodea por la más tenue de las pantallas, más allá de la cual hay formas potenciales de conciencia enteramente diferentes... No puede ser completa ninguna visión del universo en su totalidad que deje de considerar estas otras formas de conciencia. La cuestión es cómo hay que considerarlas... En todo caso, nos prohiben cerrar prematuramente nuestras cuentas con la realidad” (3)

Y como dice E. F. Schumacher: “Nada hay más difícil de que tomar conciencia críticamente de los presupuestos de los propios pensamientos... Todo pensamiento puede ser escrutado en forma directa, excepción hecha del pensamiento mediante el cual escrutamos” (4)

A tales efectos incursionaremos, muy someramente, en los dominios de la Física Cuántica y sus aportaciones a la forja de un nuevo meta-paradigma desde el cual deberá comenzar a ser estudiada la “Etica en Psicología”.

A partir de los descubrimientos realizados por esta novísima disciplina, surgida a principios de siglo, se ha producido un “colapso paradigmático”. Como observa Stanislav Grof: “Los paradigmas tradicionales no han sido capaces de hallar explicación ni de dar cabida a gran cantidad de observaciones que invitan a la reflexión, provenientes de muchas fuentes independientes... Estos datos en su totalidad... indican la necesidad urgente de una revisión drástica de nuestros conceptos fundamentales de la naturaleza humana y de la naturaleza de la realidad” (5)

Dijo Albert Einstein en 1938: “En nuestro esfuerzo por comprender la realidad somos algo así como el hombre que tratara de entender como funciona un reloj encerrado en su caja. Ve la esfera, las agujas que se mueven y hasta puede ser que escuche su tic-tac, pero no tiene los medios para abrir la caja. Si se trata de un hombre de ingenio, puede formarse una idea del mecanismo responsable de todas las cosas que está viendo, pero nunca podrá estar seguro de que el modelo, la imagen que se formó en su mente, sea la única capaz de explicar las cosas que está observando. Nunca podrá estar en condiciones de comparar el mecanismo real con la imagen que el se ha formado y ni siquiera imaginar las consecuencias de tal comparación.” (6)

 

Al incursionar en la Física Cuántica nos encontramos con un modelo casi “psicodélico” de entender la realidad, modelo este que nos remite a la filosofía de los griegos antiguos (como la Escuela de Efeso), y a las filosofías orientales (Hinduismo, Taoismo, Vedanta, etc.)

Según este nuevo paradigma propugnado desde principios de siglo, no sólo influimos en la realidad, sino que en la medida en que decidimos qué y cómo observar, nos encontramos “creando” esa realidad. Es así como esta disciplina derroca a la consabida “objetividad científica”, indicando que en tanto somos parte de la Naturaleza, cuando la estudiamos no podemos eludir el hecho de que la Naturaleza la que se está estudiando a sí misma.

Y es así como dice Gary Zukav: “La física se convierte, así, en una rama de la sicología. O quizá a la inversa: la sicología se convierte en una parte de la física”. (7)

Escuchemos por ejemplo, a un físico hablar como psicólogo, haciendo referencia al comportamiento de una partícula sub-atómica, el “fotón”. Dice E. H. Walker: “La conciencia podría estar asociada en todos los procesos de la mecánica cuántica... puesto que todo lo que sucede, en definitiva, es el resultado de uno o varios sucesos de la mecánica cuántica, el universo está “habitado” por un número casi ilimitado de entidades discretas y “conscientes”, no pensantes, que son responsables del trabajo detallado del universo”. (8)

Como a continuación dice Zukav: “...algo es “orgánico” si tiene la habilidad de procesar información y actúa de acuerdo con ella. No nos queda más remedio que reconocer que los fotones, que son energía, parecen procesar información y actúan de acuerdo con ello. Por consiguiente, los fotones parecen ser orgánicos. Puesto que el ser humano es también orgánico existe la posibilidad de que estudio de los fotones (y otros quantos de energía) podrían llevarnos a aprender algo sobre nosotros mismos”. (9)

Esto ha llevado a algunos como Sir Bernard Lovell a expresar: “Yo me siento como si de pronto me hubiese adentrado en una espesa barrera de niebla donde el mundo familiar ha desaparecido”. (10)

Otros como Danah Zohar han utilizado estos nuevos descubrimientos para formular una nueva concepción acerca de la conciencia. A tales efectos expresa: “La dualidad onda/partícula del “material” cuántico se convierte en la más primaria relación mente/cuerpo del mundo, y en el meollo de lo que, a niveles más elevados, consideramos los aspectos mentales y físicos de la vida... Creo que la misma condensación Bose-Einstein entre los constituyentes de las neuronas es lo que distingue la conciencia de la no conciencia. Creo que constituye la base física de la conciencia... Creo que tal relación es a un tiempo el origen y el significado de l aspecto mental de la vida.” (Aclaración: Una condensación Bose-Einstein de tipo Fröhlich implica una ordenación coherente de fotones encontrada en células vivas) (11)

            Existen, además de este, otros paradigmas que pretenden establecer un modelo de la realidad y de la conciencia. Uno de los más importantes es el llamado “Paradigma Holográfico”. (Un holograma es un sistema óptico de almacenamiento, donde cada parte individual está contenida en la totalidad de la imagen, razón por la cual, accediendo a una parte cualquiera se puede llegar a reproducir la totalidad).

David Bohm, físico, propone la concepción holográfica como punto de partida para una nueva descripción de la realidad, propugnando “un campo unificado del ser, un universo autoconsciente que se comprende a sí mismo como parte integrada e interconectada del todo.” (R. Weber) (12). Como dice el mismo Bohm: “...el modelo holográfico de la conciencia se basa en que la noción con que trabaja la conciencia no se almacena en ningún lugar especial sino más bien por todo el cerebro o por extensas áreas del mismo, y cada vez que la información se utiliza, se hace una selección recogiéndola de todas partes, lo mismo que ocurre en el holograma existente fuera del cerebro.” (13)

Dice Marilyn Ferguson expresándose acerca de la teoría del neurocirujano Karl Pribram, también partidario del paradigma holográfico: “...la superteoría holográfica dice que nuestros cerebros construyen matemáticamente una realidad “dura” al interpretar frecuencias procedentes de una dimensión que trasciende el tiempo y el espacio. El cerebro es un holograma que interpreta un universo holográfico.” (14)

Estas expresiones forjadoras de un nuevo meta-paradigma, y por ende, una nueva ciencia, ergo, una nueva Psicología y una nueva “Etica en Psicología”, podrían seguir siendo desarrolladas, pero consideramos suficiente lo expresado hasta ahora, como para comenzar a dar cuenta de la necesidad de un viraje en nuestra postura como seres-en-el-mundo, como seres “éticamente responsables”.

Consideramos en base a todo lo comentado que, con relación a la “Etica en Psicología”, ésta se está constituyendo en un viaje a través de un universo inexplorado de capacidades potenciales pero adormecidas de la realidad y del ser humano, que ha de guiarnos hacia el conocimiento y despliegue de todos los niveles del ser. Esto posibilitará entonces, una mayor integración y un más amplio accionar de todo nuestro potencial.

Como consecuencia de todo es que ...


ADDENDA

Ser Psicólogo – Una ética del ser

 

En primer lugar, el hecho de “ser” nos está envolviendo en una espiral existencial en donde y dada la cualidad de la relación en que esto nos implica, no sólo estamos haciéndonos cargo –responsable  o irresponsablemente-, de un rol y/o de un poder-saber otorgado e instituido por un “socius” que atraviesa un determinado momento histórico, económico, político, cultural, etc., etc., sino que y por sobre todo esto, trascendiéndolo, tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo, está implicado en este monosilábico término, el hecho mismo de nuestra esencia y de nuestra existencia.

Por ello, que en un plano meramente existencial, podemos estar adoptando y asimilando (o no), un rol y un “conocimiento” socialmente creado con respecto a lo que es “Ser Psicólogo”.

Por otra parte, y desde un plano esencial, debemos tener en cuenta que “Psicología” se refiere etimológicamente al “conocimiento del alma” y que entonces, “Ser Psicólogo” estaría haciendo referencia a lo que dijo un sabio filósofo griego: “Conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses”. ¡¿Qué quiso decir con esto?! Como diría Fritz Perls, si te digo lo que significa te privaría de la oportunidad de descubrirlo por ti mismo.


BIBLIOGRAFIA

 

(1)  Celedonio CASTANEDO: “Terapia Gestalt – Enfoque del aquí y el ahora”, pág. 27.                                                      Ed. Universidad de Costa Rica, 1983

(2)  Daniel GOLEMAN: “Enfoques de la psicología, la realidad y el estudio de la                                          conciencia”, pág. 32-33 en “Más allá del Ego – Textos de                                          Psicología Transpersonal” R. WALSH y F. VAUGHAN                                         Compiladores – Editorial Kairós S.A.

(3)  Roger WALSH y otros: “Colisión de Paradigmas”, pág. 53-54 -  Ibidem.

(4)  Roger WALSH y otros: pág. 56 -  Ibidem.

(5)  Daniel GOLEMAN: “Enfoques de la psicología, la realidad y el estudio de la                                          conciencia”, pág. 35-33 - Op. Cit.

(6)  Gary ZUKAV: “La Danza de los Maestros del Wu Li”, pág. 29-30 -                                 Plaza & Janés Editores S.A. 1991

(7)  Ibidem., pág. 50

(8)  Ibidem., pág. 78

(9)  Ibidem., pág. 78

(10)        Fritjof CAPRA: “El Tao de la Física”, pág. 225 - Luis Cármaco, Editor, 1992

(11)        Danah ZOHAR: “La Conciencia Cuántica” Plaza & Janés, 1990

(12)        Ken WILBER: “El Paradigma Holográfico”, pág. 62 – Editorial Kairós S.A.

(13)        Ibidem., pág. 65

(14)        Ibidem., pág. 36

 

 

 

 

 

 


 
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